Del Quijote
".. apretóme más entre sus brazos, de los cuales jamás me había dejado, y con esto, y con volverse a salir del aposento mi doncella, yo dejé de serlo y él acabó de ser traidor y fementido."
El Quijote de la Mancha, capítulo XXVIII.
Juan Ramón Jiménez
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