Cirupita

18 marzo 2007

Beber

El siguiente planeta estaba habitado por un bebedor. Esa visita fue muy corta, pero hundió al principito en una gran melancolía:

- Qué haces ahí? – le dijo al bebedor, que encontró instalado en silencio ante una colección de botellas vacías y una colección de botellas llenas.

- Bebo – respondió el bebedor, con aire lúgubre.

- Por qué bebes? – le preguntó el principito.

- Para olvidar – respondió el bebedor.

- Para olvidar qué? – inquirió el principito, que ya lo compadecía.

- Para olvidar que tengo vergüenza – confesó el bebedor bajando la cabeza.

- Vergüenza de qué? – se informó el principito, que deseaba socorrerlo.

- Vergüenza de beber! – concluyó el bebedor que se encerró definitivamente en el silencio.

Y el principito se fue, perplejo.

Los adultos son decididamente muy pero muy extraños, se decía a sí mismo durante el viaje.